Lacer
Lacer empezó su andadura a finales de los años 40, siendo un pequeño laboratorio que, en aquel entonces, tenía una plantilla de menos de 20 personas y productos como la “Pasta dentífrico-vacuna Lacer” o los caramelos “Pantos”, que estimulaban el apetito en los niños. Poco a poco, reuniendo a un mayor equipo y estableciendo cooperaciones de distribución con empresas farmacéuticas y desarrollando productos originales propios, Lacer fue prosperando, a pesar de las dificultades a las que tuvo que hacer frente en aquella época: las materias primas eran muy escasas; la maquinaria industrial, obsoleta; los servicios públicos (electricidad, teléfono, etc.) eran muy poco fiables y dejaban la pequeña empresa dependiendo básicamente de la creatividad y tenacidad de sus gestores.
A finales de los 40 y los 50 en España no fueron los mejores años para la industria, pero también había enormes oportunidades: las multinacionales no estaban establecidas en nuestro país y muchas empresas optaron por firmar acuerdos de colaboración con ellas. Además, un expediente de registro sanitario constaba únicamente de unas cuantas hojas y los precios de los medicamentos —siempre controlados por la Administración— se incrementaban de vez en cuando. La creación a mediados del siglo XX de la Seguridad Social provocó un crecimiento espectacular del mercado farmacéutico y eso ayudó de forma definitiva a que Lacer experimentara un desarrollo muy importante. Muchos de los productos que hicieron crecer a la compañía en los años sesenta y setenta ya no se comercializan hoy en día, como el antihipertensivo Rulun y el Plasmaclar (para el colesterol). Pero otros aún son muy importantes, como el Thrombocid (comercializado desde hace más de 50 años) y la Pasta Dental Lacer (tan antigua como el propio laboratorio).
Todas sus instalaciones (incluida la fabricación) estaban ubicadas en la calle Sardenya, en el centro de Barcelona, ocupando una superficie de más de 10.000 m2. En el año 1999, Lacer adquirió una fábrica a Olivetti en el Parque Tecnológico del Vallés, y después de invertir más de 50 millones de euros en su remodelación, trasladó allí las actividades de fabricación. La exportación de productos se inició en 1971 y se centró en los países de Centroamérica. En un principio se comercializaban únicamente productos de prescripción y, a medida que la cartera de productos de «Parafarmacia» iba ampliándose, estos artículos se empezaron a comercializar con gran éxito. Hoy el grupo Lacer exporta a más de 15 países en tres continentes.