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Lubricantes

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¿Qué es el lubricante?

El lubricante es una sustancia dirigida a suplir la humedad natural de la zona íntima. Sirve para mejorar o facilitar las relaciones sexuales, pero también para otras cosas. La humedad de la zona íntima puede verse alterada por diferentes motivos como los cambios hormonales durante el ciclo menstrual, el embarazo, el puerperio, la lactancia o la menopausia. Pero también puede verse afectada por el uso de determinados tratamientos o medicación. Por lo que el uso de un lubricante es muy importante para mitigar la sequedad vaginal.

Tipos, usos e inconvenientes

En general, cualquier práctica sexual puede ir acompañada por un lubricante. Por eso es fundamental conocer sus aplicaciones e incompatibilidades, además de los diferentes tipos que existen en el mercado, ya que la variedad es muy amplia.

Lo primero que hay que saber es que todos ellos se diferencian por su composición, la cual determinará su textura, tiempo de actuación, pH, osmolaridad, olor, sabor y resto de propiedades.

Así pues, hay lubricantes oleosos, de silicona y de base acuosa, y, dentro de ellos, existen además de diferentes sabores, con efecto frío o calor, excitantes, relajantes…

En cuanto a sus usos y contraindicaciones es importante saber estos consejos:

• Los lubricantes de base acuosa: Son más ligeros que el resto, más naturales, se absorben mejor, son menos untuosos, y, por lo tanto, más fáciles de retirar. Serían los de elección en el tratamiento de la sequedad vaginal, así como en la búsqueda de un embarazo ya que no interfieren con la movilidad de los espermatozoides. Sus propiedades hacen que sean los que más fácilmente se evaporan y por ello se debería usar mayor cantidad o reaplicar más a menudo que el resto, pero a su vez se podrían usar con preservativos y con juguetes eróticos de silicona sin problema.

Su principal inconveniente es que se diluyen debajo del agua, por lo que no son productos aptos para el sexo en la ducha.

• Los lubricantes de silicona: Son más densos que los anteriores y no se absorben con facilidad. Esto les proporciona cierta ventaja, ya que no sería necesario reaplicarlos constantemente al permanecer más tiempo en la superficie.

Se pueden usar en todo tipo de encuentros, pero debido a su densidad y efecto duradero se utilizan habitualmente para el sexo anal y para el sexo en el agua.

El principal inconveniente de este tipo de lubricante es que son enemigos de la silicona por lo que no deben usarse con juguetes sexuales, a menos que no sean de plástico duro, vidrio o metal.

• Los lubricantes oleosos: Son los más grasos, más duraderos y de más lenta evaporación. Por ello, “son también los más difíciles de retirar y pueden manchar”.

Son los que aseguran mayor desliz y duración. Por ello, son perfectos para masajes sensuales y se pueden utilizar tanto con los juguetes eróticos como para la masturbación y el sexo debajo de la ducha.

El principal inconveniente es que son incompatibles con el látex, ya que podría dañar su estructura y provocar su rotura. Por ello, no deberían usarse ni con preservativos ni con diafragmas.

Es importante saber que la Asociación Española Para el Estudio de la Menopausia (AEEM) desaconseja el uso de lubricantes con base de aceite o silicona en mujeres con sequedad vaginal porque son menos parecidos a las secreciones naturales que los lubricantes con base de agua y su pH o su osmolaridad no suelen ser los adecuados.

¿Cómo se usa?

No hay una forma específica para usar los lubricantes. Lo ideal es hacer la prueba con una pequeña cantidad sobre una superficie reducida de la piel para comprobar la reacción a la composición concreta del lubricante. Si no se produce irritación, se podrá empezar con una pequeña cantidad e ir aumentando según necesidad, reaplicándolo si fuera preciso.

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